La dermatofitosis es una dermatopatía inflamatoria, muy contagiosa, con importancia zoonótica, que regularmente no compromete la vida del animal, es tratable y por lo común curable.
Es ocasionada principalmente por dermatofitos de los géneros Microsporum, Trichophyton y Epidermophyton, que generan inicialmente una alopecia focal o multifocal, con descamación en el área facial, craneal, pabellones auriculares y patas (imagen 1). Puede evolucionar hacia una generalización (imagen 2), presentándose además foliculitis, con o sin prurito, acné, granulomas y onicomicosis.
El diagnóstico y la identificación de las especies se basa en el cultivo de muestras del pelo y/o escamas (imagen 3). Como terapia suelen utilizarse agentes tópicos como combinaciones de clorhexidina y miconazol, y/o fármacos sistémicos como itraconazol, terbinafina o ketoconazol.
Debido a que la presentación clínica es variable y se asemeja a otras dermatopatías, las dermatofitosis son comúnmente sobrediagnosticadas y en consecuencia, prescritas y tratadas.
Gran parte de las piodermas son diagnosticadas como dermatofitosis, ya que se asume incorrectamente que todas las lesiones alopecias redondeadas en perros y gatos, se corresponden con esa patología.
Por eso antes de emitir un diagnóstico de dermatofitosis, se recomienda seguir una serie de pasos (imagen 4).
Fuente: Revista Clindervet n°26 – Multimédica ediciones veterinarias (Rodríguez Beltrán, L.)